miércoles, 18 de septiembre de 2013

TRIATLON BOLA DEL MUNDO 2.013

" Lo voy a reventar ... "

Son las 4.00 am, los nervios se apoderan de mi y ya no puedo dormir más. Mis ojos se encuentran totalmente pegados pero mi mente no deja de funcionar. Me encanta sentir esta sensación de intranquilidad antes de enfrentarme a algún reto, sentir miedo a lo desconocido, sentir la incertidumbre de si lograré llegar a meta. Todos estos sentimientos son los que hacen que mantenga la misma ilusión que cuando empecé a correr carreras hace ya algunos años (a bote pronto yo calculo unos 30, vamos que empecé como aquel que dice, ayer).

Son las 8.00 am, aproximadamente 200 aguerridos triatletas nos lanzamos a nadar en las tranquilas aguas del Embalse de Navacerrada. En esta ocasión decido nadar a mi rollo, lo que viene siendo que todos van en línea hacia la boya y yo hago una trazada " más recta ", vamos que creo que los demás se están equivocando y yo voy perfecto. El resultado de la táctica es que salgo del agua de los últimos y empiezo a pensar que igual no iba tan recto. En otras ocasiones habría salido encabronado al verme en esta situación pero el domingo no fue así porque fue uno de los días que más he disfrutado nadando, al ir viendo como el sol empezaba a sobrepasar las líneas de las montañas para ir amenizando mis brazadas con sus rayos de sol reflejándose en las gotas de agua que cubrían mi neopreno.







Son las 10.00 am y algo, dejo atrás el puerto de Navacerrada para encarar las primeras rampas hacía la Bola del Mundo. Me empiezo a sentir poderoso sobre la bici cuanto más duras son las rampas y veo como voy pasando sin cesar a varios compañeros de aventura (a los cuales les animo como buena mente puedo porque no es que pueda gastar muchas fuerzas, pero considero que quien se enfrenta a este tipo de retos es digno de mis ánimos).

Conforme van pasando los metros el cansancio se va apoderando de mi cuerpo, pero no me puedo permitir que también se apodere de mi mente y empiezo a "auto animarme" a base de dar "alaridos" como " vamos vamos", " tu puedes" y uno que nunca pensé que lo diría "que me pongan rampas más duras" , imaginar la cara del público cuando te ven retorcerte sobre la bici y mientras vas gritando que lo quieres más duro (de forma totalmente inesperada esto les motivaba también a ellos y me animaban como si fuera de su familia ).

Llevo la adrenalina a mil, no se cuanto me va a durar pero lo que si se es que este subidón me hace alcanzar la cima sin tener que poner pie a tierra. He vencido a la Bola del Mundo.





Son las 11.00 am y empieza lo más duro, un trail de 10 kilómetros por la Cuerda Larga hasta Cabeza de Hierro y vuelta. Llevo los músculos muy doloridos pero no lo suficiente para hacerme parar por lo que decido emplearme a fondo en la carrera a pie, tan a fondo que a falta de 1 kilometro para llegar a la meta retorna mi subida de adrenalina (previamente había bajado, creo que hubiese sido imposible mantenerla arriba durante tanto tiempo). Tengo a 100 metros a otro triatleta y decido gastar hasta el último átomo de mi energía en  "reventarle " (os imagináis que vais corriendo y de pronto viene un loco por detrás gritando como un poseso "lo reviento, lo reviento "), pues esta situación tan rocambolesca es lo que sucedió. A falta de 200 metros conseguí adelantarlo y llegar a meta como si hubiese ganado la carrera, había ganado mi carrera.






 Tengo que reconocer que durante la prueba tuve varios momentos mágicos que recordare durante mucho tiempo, pero el más emotivo, y el que más tiempo perdurará en mi memoria, será el abrazo que recibí nada más cruzar la línea de meta. Habíamos disfrutado, habíamos sufrido como pocas veces, lo habíamos conseguido y estábamos radiantes de alegría. Un placer compartir este reto contigo, amigo.

Gracias a la organización por recoger este momento





No hay comentarios:

Publicar un comentario