martes, 5 de mayo de 2015

CRONICA TRIATLON FUENTEALAMO 2015

CRONICA TRIATLON FUENTEALAMO 2015

El pasado sábado participe en la 26º Triatlón de Fuentealamo (Murcia), al cual llevaba tres o cuatro años sin asistir por motivos paternales.

Bueno, pues al lío. Para empezar, tengo que nadar  750 metros en el mar (Playa del Puerto de Mazarrón). Llego a la salida con tiempo más que de sobra, raro en mi. Y menos mal, porque de pronto me doy cuenta que el resto de participantes se coloca unas cosas en los ojos para que no les entre el agua y puedan ver, también llamadas gafas. Me pongo a buscar en la mochila, pero nada de nada, no las encuentro por ningún sitio. Estrés total, corro al coche a buscar las de repuesto y regreso a la playa. Voy sobrado, todavía me queda tiempo para dar unos saltos en el agua y marcarme unos bailes previos al son de la música ambiente, antes de comenzar la carrera. Por aquello, de liberar tensiones. Bueno,  igual muy tenso no estoy. Aunque, al final me entra el gusanillo de tanto esperar. Igual, no hubiese esperado tanto si hubiese salido en mi salida. Uppss, cuando vi los resultados me di cuenta que tenía que haber salido en la anterior (según la clasificación, tarde en la natación más tiempo que nadie, de hecho llegaron 780 a meta y yo hice el 791 en la natación). Vaya crack, que estoy hecho. Menos mal, que por los “pelos” no gane, que si no tendría que haber dado explicaciones de porque estaba en la parra y no salí cuando me correspondía.







Total, que me pongo a nadar. Voy encontrando mis huecos para no ser pateado y avanzando como un pez. Llego a la primera boya tras salvar la contracorriente y empiezo a dar patada. Si, patada. Se supone que cuando vas nadando se da patada, pues yo no. Bien porque se me olvide, bien porque no tengo ni idea, el caso es que no las doy. Pues en esta ocasión, me veo sorprendido porque de la nada aparece la patada de crol. Debe ser por ir a favor de marea o por lo que sea, que empiezo a adelantar a varios participantes como si llevara hélices. Madre mía, si hubiera descubierto esto antes.
Llego a la orilla de la playa, muy contento con mis prestaciones en el agua. Hago la transición y a darle a la bici.

Tengo ante mi 24 kilometros, hasta el pueblo de Fuentealamo. Los primeros 5 kms. son en ligera subida, lo cual me permite pegarme como una lapa a otro triatleta que lleva buen ritmo, le doy ligeros relevos (aproximadamente unos 50 metros), mientras el los da de 800 metros. Ya se que no esta muy equilibrado, pero acabo de salir del agua (medio hostil) y necesito un tiempo hasta que mi cuerpo recupere y pueda dar más de sí. Mientras esto sucede, el chico coge las de Villadiego y se marcha, vamos que no me espera (después de los relevos tan guapos que le he dado). Afronto los kilómetros duros del puerto muy motivado, porque no hago mas que adelantar a participante (algo bueno tenia que tener el salir tan atrás en el agua). Corono, ahora solo tengo dos o tres kilómetros de bajada y zafarrancho. Empiezo muy bien las primeras curvas, pero de pronto veo que no controlo la bici, que la pasará (igual es que no frena porque le he aflojado el freno porque la rueda no estaba bien centrada y daba en la zapata, con lo fácil que hubiese sido centrar la rueda o igual es porque rompí el cacharrito de la válvula de la cámara y deje la rueda inflada a medias, por no cambiar la cámara o igual, este es el último igual, es porque llevo un año sin montar en bici de carretera y no tengo ningún control sobre la bici). Me adelantan, varios participantes porque pongo modo miedo en mi cabeza y bajo muy despacio para no dar con mis huesos en el asfalto.






Por fin llego al llano, aquí me encuentro con más confianza, excepto en las rotondas. Tras varios esprines se forma una grupeta que lleva buen ritmo, es el momento de relajarse un poco para que las piernas recuperen un poco antes de bajarme a correr. Pues, tanto me relaje que a los pocos metros de entrar en el grupo, me despisto y me descuelgo. Oh no, después de tanto esfuerzo. Pues, voy a hacer el burro y voy a intentar cogerles de nuevo. Me hice la mejor contrarreloj de mi vida durante 5 kilómetros. Que velocidad, no pensaba que podía ir tan deprisa. A falta de 3 kms. para llegar a Fuentealamo, consigo enlazar. Reto conseguido. Que contento estoy, sino es porque la carrera no ha terminado.

Ahora me tengo que bajar a correr. No sin antes tener un ligero incidente en la transición, las zapatillas no están por la labor de ser calzadas, me las veo y me las deseo para hacerme con ellas. Pero venzo la batalla y salgo a correr, eso sí con las plantillas completamente dobladas (menos mal que solo son 5 kilómetros). Tengo que reconocer que me puse bastante nervioso y por un momento pensé en tirar las zapatillas lejos, muy lejos y salir a correr descalzo, menos mal que no lo hice. Los primeros metros de carrera a pie no me encuentro mal, pero tampoco bien. Vamos que estoy en fase de tanteo. Se acaba esta fase y empieza la del flato, malo. Tengo que adaptarme a las circunstancias, bajo el ritmo y pongo marchéta  para poder llegar dignamente. Vislumbro la meta, me quedan solo cien metros, cuando de pronto escucho al público que animan alocadamente y no es a Mí. Miro hacia atrás, vienen dos triatletas esprintando como si les fuese la vida en ello e instintivamente acelero a tope para que no me adelanten. Consigo cruzar la meta delante de ellos, con una gran satisfacion pero con una pájara considerable. Lo que me faltaba para el duro, que me hicieran esprintar en el último momento.


Hasta aquí, mi crónica del mejor triatlón de cuantos se celebran en España (esta es  mi opinión). En ningún otro cuidan tantísimo al triatleta como aquí. Animo a todo él quiera disfrutar de un gran fin de semana a que se apunte. 

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